Durante mucho tiempo, una parte considerable de mis ingresos se iba en el supermercado.

No porque comprara cosas extravagantes, sino porque simplemente no tenía estrategia. Iba sin lista, sin revisar precios y con la idea de que “uno siempre necesita algo más”.

Con el tiempo, y por necesidad, empecé a analizar mis hábitos y a buscar pequeñas formas de ahorrar sin sacrificar la calidad de lo que comía.

Hoy quiero compartir los consejos para recortar gastos en el supermercado que realmente me funcionaron. No son teorías ni modas: son prácticas reales, comprobadas con experiencia personal.

1. Elige productos de marca blanca del supermercado

ahorrar dinero y gastar menos en el supermercado

Este fue el primer cambio que hice y el más rentable. Al principio dudaba de las marcas blancas porque pensaba que eran de peor calidad, pero me llevé una sorpresa.

En muchos casos, los productos son elaborados por los mismos fabricantes que las marcas reconocidas, solo cambia el empaque.

Por ejemplo, el arroz, la avena, los productos de limpieza y los artículos de papelería suelen tener calidad idéntica, pero cuestan entre un 20 % y un 40 % menos.

Empecé a probar poco a poco y terminé cambiando casi toda mi lista de compras. El ahorro mensual fue inmediato.

2. Aprovecha los días de descuento

Cada supermercado tiene sus propios días de promoción. En mi caso, los martes hay descuento en frutas y verduras, y los miércoles en carnes y lácteos. Antes no le daba importancia, pero ahora planifico mis compras grandes según esos días.

Si haces el esfuerzo de ajustar tu rutina, puedes ahorrar entre un 10 % y un 30 % del presupuesto mensual. La clave está en organizarte y evitar compras impulsivas fuera de esas fechas, porque ahí es donde terminas pagando más.

3. Acumula puntos o cashback

Si usas tarjeta de crédito o billetera digital, revisa qué beneficios ofrece.

Yo empecé a usar una tarjeta que devuelve el  2% de las compras en supermercados, y aunque suene poco, ese porcentaje acumulado al año paga varias compras.

También hay aplicaciones que devuelven dinero en productos específicos o te permiten acumular puntos por escanear tus recibos.

No te harán millonario, pero suman, y aprovecharlas es una forma inteligente de ahorrar sin esfuerzo adicional.

4. Compra por Internet para evitar impulsos

Al principio dudaba de hacer mis compras por Internet, pero me di cuenta de que terminaba gastando menos.

Cuando compras en línea, ves el total antes de pagar, puedes eliminar productos innecesarios y evitas tentaciones de pasillo.

Además, muchas tiendas ofrecen descuentos exclusivos para pedidos en línea o beneficios si recoges tu compra en tienda. Si haces una lista semanal y compras solo una vez, ahorras tiempo y dinero.

5. Aprovecha los días especiales para productos no perecederos

Uno de los mayores errores que cometía era comprar arroz, pasta o papel higiénico sin mirar precios.

Son productos que siempre se necesitan, así que cuando hay promociones, conviene comprar en cantidad.

Ahora reviso los catálogos de descuentos una vez al mes y hago una compra grande de productos no perecederos. Así pago menos, tengo la despensa surtida y me protejo de subidas de precios.

6. Cocina más en casa: “cocina una vez, come dos veces”

Comer fuera era mi mayor fuga de dinero. Un almuerzo diario puede costar tres o cuatro veces más que hacerlo en casa. La solución fue simple: cocinar más cantidad.

Hoy preparo varias porciones de una misma receta y las guardo para otros días.

Por ejemplo, si hago pollo al horno, me alcanza para almuerzo y cena o incluso para combinarlo con pasta o ensalada. Con este hábito, el ahorro es inmediato y la alimentación mejora.

7. Compara precios por gramos, no por precio total

Durante años me dejé llevar por el precio total del producto sin mirar el valor real por unidad. Hasta que empecé a fijarme en el precio por gramos o litros que aparece en las etiquetas.

Descubrí que muchos productos grandes son más caros proporcionalmente.

Hoy siempre comparo por peso o volumen, y a veces elijo presentaciones pequeñas porque resultan más rentables. Es un detalle mínimo, pero con impacto real.

8. Invertir en un buen termo para agua y café

Dejar de comprar café o agua embotellada todos los días fue un cambio pequeño con gran impacto. Invertí en un buen termo y llevo mi bebida desde casa.

Un café diario puede parecer inofensivo, pero al final del mes es una suma considerable. Con un termo reutilizable, ahorras dinero y reduces residuos. En pocas semanas, el termo se paga solo.

9. Evita los productos de conveniencia

Los productos listos para usar —frutas peladas, verduras lavadas o comidas precocinadas— son cómodos, pero su precio incluye ese “ahorro de tiempo”.

Cuando empecé a comprar ingredientes en su forma natural y prepararlos en casa, noté la diferencia en la cuenta.

Además, los alimentos frescos duran más y son más versátiles. Dedico unos minutos al llegar del mercado para lavar, cortar y guardar todo. Es tiempo que recuperas con lo que dejas de gastar.

10. Compra productos cerca de su fecha de vencimiento

Muchos supermercados rebajan los productos próximos a vencer. Al principio me daba desconfianza, pero si eliges bien y planeas su consumo, puedes ahorrar mucho.

He comprado yogures, panes y carnes con descuentos del 40 % o más. Algunos los congelo y los uso después. Es una práctica útil que también ayuda a reducir el desperdicio de alimentos.

En conclusión, pequeños hábitos, grandes resultados

Ahorrar en el supermercado no se trata de vivir con restricciones ni de buscar siempre lo más barato. Se trata de comprar con conciencia.

Cada uno de estos hábitos nació de la necesidad de controlar mis gastos y, con el tiempo, se convirtió en una forma de vivir más organizada. Cuando planificas tus compras, cocinas en casa y comparas precios, el ahorro llega sin sentir que estás sacrificando calidad o comodidad.

Hoy gasto menos, como mejor y tengo más control sobre mi dinero. Si estás buscando formas de reducir tus gastos sin complicarte, empezar por el supermercado es el paso más fácil y efectivo.